El día en que los equipos no cambiaron de arco

Ahora ya casi nos acostumbramos al fútbol sin público, después de más de un año de pandemia. Y antes nos habíamos acostumbrado a que el público fuera sólo Local. Y un poco antes era casi todo Local, menos unas quinientas, mil o dos mil entradas para la Visita. Pero hace unos años, no tantos, las dos hinchadas ocupaban el estadio, una en cada cabecera, y muchas veces también una en cada platea, si el estadio lo permitía. Era muy lindo.

Y muchas veces había problemas, claro. Nos acordábamos con mis amigos Eduardo y Damián de un Vélez - River en el Amalfitani en el que no hubo cambio de arcos. Sí, los dos equipos atacaron en los dos tiempos para el mismo lado, cada arquero con la hinchada propia a sus espaldas. Fue en marzo de 1999. El problema era que, en un reciente partido de verano, José Luis Chilavert, el polémico y ganador arquero velezano, había sufrido ataques con bengalas y bombas de estruendo de parte de la hinchada de River, y se temía que ocurriera lo mismo. El fútbol ya no podía con los violentos desde hacía tiempo, y pensar en evitar el ingreso del material explosivo parecía imposible. Se decidió entonces jugar así, cambiando los jueces de línea su ubicación y no los equipos.

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